El propio majunche

Apelando al habitual vocabulario ofensivo de su tutor, la definición exacta que se puede dar de Nicolás Maduro es la de majunche.
Existen formas más consideradas y precisas de expresarlo: mediocre, improvisado, incompetente, desinstruido, advenedizo, reposero, pero observándolo mejor en campaña electoral, la más despectiva manera de describirlo en el argot purulento del chavecismo y el PSUV, es la ya indicada.
La majunchez se le podría aplicar igualmente al difunto expresidente Chávez, pues comprobada la nulidad que ha resultado Maduro, se colige que lo nombra su sucesor por lo que es común en jefes sin talento y conscientes de sus limitaciones intelectuales: rodearse de los peores, hacerse de un equipo donde nadie ponga en riesgo la estabilidad del líder.
De modo que ahora sabemos bien quién es y cuál la dimensión de la incompetencia de Maduro, de quien Chávez ponderaba periódicamente supuestas habilidades, pero que ha resultado un irreprimible voceador de disparates y un ignorante que ni la geografía venezolana conoce.
Y no se trata de que Maduro haya sido chofer y tenga solamente tercer año de bachillerato, sino de que ni en ese útil oficio fue eficiente ni honesto -como ha sido demostrado-, ni ha hecho mérito ninguno para la pretensión de ser electo Presidente de la República, distinto al logro “robolucionario” de ser copartícipe en la distribución a manos llenas de los dineros del erario nacional para la desquiciada pretensión de hacer de Hugo Chávez un líder continental.
Es innecesario referir sus limitaciones al detalle, pues Maduro exhibe “a la blanca y fea” su vaciedad integral y belicosidad mientras recorre el país en jets de lujo propiedad del Estado, y ha mostrado que está despojado de ideas. Esa acrecentada mala imagen se la han multiplicado en la vitrina de la impudicia comunicacional ideologizada en que el gobierno convirtió a Venezolana de Televisión, puesto que “El canal de todos los venezolanos” desnuda diariamente la mediocridad del candidato del PSUV.
Por cierto -permítase esta pertinencia-, esa televisora documenta gráficamente para nuestra memoria la existencia de un detestable esquema de desinformación y manipulación informativa montado (al igual que el Sistema Bolivariano de Comunicación e Información -Sibci-) para torcer realidades, desvirtuar la noticia, mentir sin rubor al televidente, concebir situaciones y peligros inexistentes y cercenar inescrupulosamente la libertad de información al tornarlo vocero exclusivo del parecer de un gobierno que lo utiliza en la campaña electoral de su candidato, al igual que para la antipatriótica promoción en Venezuela del castro-comunismo, desnaturalizando los objetivos un medio de comunicación que debería estar al servicio de toda la ciudadanía difundiendo equilibrada información, cultura, conocimiento y sano entretenimiento.
5 comentarios
Mili -
Manuel Bermudez Romero -
jose manuel peña calzada -
alejandra -
joe -